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Recorro las páginas de una enciclopedia del reino animal por mero placer, elijo un animal que me resulte gracioso o que genere en mí algún tipo de emoción. Luego lo dibujo en algún lugar de una hoja. Cuando la representación me satisface, dejo el libro a un lado, agrego detalles y por último me concentro en el color. Así hasta algunas veces completar prácticamente toda la hoja. Como si se tratara de un juego.
La composición se vincula con el fluir de la memoria de manera difusa. No obedece a una organización, ni a una representación, ni a una escala naturalistas. Las formas aparecen disociadas, flotando en el soporte, como si ninguna de ellas estuviera consciente de la presencia o la cercanía de las otras.
La mayoría de los animales que dibujo son mamíferos. Necesitan calor para vivir. En la infancia puedo rastrear un posible origen que vinculo con esta serie. Animales de colores fluorescentes impresos en naipes por los que sentía una fuerte atracción. Nunca pude recordar el nombre o la marca del juego ni volver a verlo. Es tan solo un recuerdo visual. Tal vez por eso sentí la necesidad de recuperarlo, al menos en imágenes aproximadas.
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